miércoles, 31 de marzo de 2010

Pinturas de la Cripta de San Lázaro


Según Sebastian González Segarra, del cual os resumo su artículo “Pinturas de la Cripta de la Iglesia del Hospital de San Lázaro obra de un Clérigo pintor (Pedro de Hermosilla) para la Hermandad de San Lázaro”, nos dice que “este conjunto pictórico es único en España por su temática, ubicación, naturaleza e iconografía”. Según Sánchez Camacho en su libro “La muerte y la pintura española”, las califica como “el más dramático ejemplo español de pintura mural relacionada con la muerte”.


Las pinturas que hoy nos ocupa están datadas en el siglo XVIII o a caballo entre el siglo XVII y XVIII.


Están atribuidas a Pedro de Hermosilla, que fue pintor de esta ciudad hasta el punto de que llegó a tener un gran prestigio en Málaga. Este, a su vez, llevó la dirección del Hospital de San Lázaro y pudo realizarlas cuando llevaba esta institución. En dichas pinturas demuestra un conocimiento aceptable de anatomía y perspectiva.

Suponiendo de que verdaderamente fuera su autor, mostraría un gran conocimiento de las pinturas murales, por lo que se podría, incluso, asociarse a otras obras murales de la ciudad.


Estas pinturas están realizadas al fresco en una bóveda de cañón, en grisalla, y con algunos toques ocres. Se representan 5 figuras desde distintos pintos de vista y a escala diferente. Además, antiguamente, para darle una sensación más tétrico a la composición tenía calaveras y tibias humanas.


Aparece:

- Un esqueleto con tijeras y esfera, que está representada como una parca.

- Esqueleto con niño.

- Saturno o Crono con un reloj de arena, con el que hace una alegoría al tiempo, simbolizando el fin de la vida.

- Transido con arco.

- Transido con guadaña.


Las dos primeras figuras que nos encontramos a cada lado al bajar las escaleras son el “Transido con arco” y el “Transido con guadaña” que están representados como unas figuras humanas en proceso de descomposición, asociables a la corrupción derivada del pecado, poblado de gusanos. En el centro de la bóveda aparece Cronos o Saturno que puede asociarse a la idea del tiempo como destrucción, transformación aniquiladora, muerte y decadencia. Y al final de la cripta encontramos a la representación de la parca y al esqueleto con el niño. La primera tiene un cordón que corta con unas tijeras, el cordón simboliza la vida y las tijeras con la que va a cortar el cordón simboliza el fin de la vida, en la otra mano aparece una esfera que probablemente representa el mundo. La segunda figura es el esqueleto que porta en una mano un niño, posiblemente representa que la muerte también le puede llegar a los niños (aunque esto último es una opinión personal) y en la otra mano porta un hilo que va hacia la parca que lleva las tijeras y que va a cortar el hilo con ella.


Como conclusión, la cripta hace una alusión a la muerte y al tiempo, en la que el espectador se daría cuenta de la caducidad de las cosas y de la suya propia.


Las pinturas fueron restauradas hace unos años, pero las humedades ya están volviendo a aparecer y con lo que eso conlleva.

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